Hace unos días leí en una columna de opinión del diario Actualidad del 4 de septiembre de 2016, firmada por el Dr. Joaquín Labarta Liprandi con el título “voto electrónico, un retroceso democrático” y creí conveniente comentar sobre la misma desde una visión tecnológica en pos de la transparencia y por supuesto de salvaguardar los aspectos más importantes del sistema que son: seguridad, certeza, y secreto para fortalecer la democracia.
Con las negociaciones que se están llevando a cabo en el congreso por la reforma electoral y las idas y vueltas sobre aspectos legales, y de seguridad para uno y otro lado, me parece un tanto exagerado indicar que avanzar sumando tecnología para el acto de la votación, es “retroceder en la democracia” y esto me lleva a tratar de explicar en palabras simples el proceso de cambio y que aspectos deben llevarse a cabo para evaluar si una solución tecnológica es posible o no.
Hace unas semanas sobreseyeron a Joaquin Sorianello, quien protagonizó la publicación de fallas del sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) en las últimas elecciones. Podríamos llamarlo el “BUE-leak”, como se llamó a otros secretos que han sido publicados y que tuvo su mentor a Julian Assange allá por el año 2006 en el sitio www.Wikileaks.org. Lo que encontraron Joaquín y un grupo de programadores, fueron las vulnerabilidades que puede tener cualquier software (incluyendo hasta los que llevan muchos años y muchos millones de inversión) pero con el agravante del acto que podían vulnerar.
Si bien se habla desde hace varias décadas sobre intentos de llevar el voto a ser “electrónico” está claro que las amenazas a los sistemas (de todo tipo) son cada vez más sofisticados. Solo pensar por un momento los cientos de miles de millones de dólares que se invierten en seguridad en los sistemas bancarios de manera constante y otras empresas (medios, farmacéuticas, aéreas, etc) que necesitan la seguridad como prioridad –sistemas gubernamentales de salud, impuestos y otros con información secreta. Un ejemplo cercano, fue hace unos meses cuando un hacker publicó que vendió 9.3 millones de registros de pacientes de Estados Unidos. Es imposible creer que la empresa no quería cuidar esos datos, pero por alguna razón logró penetrar las barreras de seguridad. Imaginen la gravedad que podría tomar, si por medio de un hacker se podría torcer la votación de un presidente o un congreso, tal como dejaron entrever algunas entrevistas sobre los comentarios de Rusia sobre hackers en la próxima elección de Estados Unidos.
La discusión central del voto electrónico, debe tener dos carriles separados y avanzar en paralelo por ellos con una buena integración pero de manera autónoma.
- Por un lado tendríamos el análisis técnico, informático o de sistemas en donde se debe comprender el problema a resolver, y las herramientas disponibles. No es bajo ningún punto de vista descabellado pensar que se puede construir un sistema –y hablamos un sistema completo que incluya, computadoras, programas y comunicaciones- capaz que llevar adelante una votación electrónica garantizando el secreto, universalidad e integridad. Por supuesto que la inversión a realizarse no es menor y debe ser analizado el balance entre costo y beneficio, tomando como beneficios la transparencia, como así también la velocidad de publicación de los resultados sin ser esto sobrevaluado, como en algún caso quiere presentarse.
- Y por otro lado, la cuestión política, mediante acuerdos, y las leyes necesarias que apoyarían este cambio.
Es casi imposible garantizar una combinación de software más hardware (esto es computadora más un programa) que sea 100% seguro y garantizado a prueba de hackers. Un ejemplo para que se entienda mejor son las actualizaciones constantes que nos envía Microsoft para Windows cubriendo constantemente agujeros de seguridad del sistema operativo que pueden poner en riesgo nuestra computadora y la información personal. Pero en nuestra profesión, se evalúa e invierte para que desde el nacimiento de lo que uno ha construido hasta que alguien encuentre una falla, se pueda ir mejorando y subsanando, con anticipación en base a actividades proactivas. Es por ello que se requiere de una inversión constante, que excede la inversión inicial.
Entonces, cuál es la discusión del problema que se intenta solucionar con el voto electrónico:
- Por un lado la rapidez con la que se quiere ejecutar y poner en marcha la solución
- Los actores participando en la elección del método o herramienta
- La combinación de seguridad y auditoría para asegurar el acto democrático
Que hacen en otros países? Esta pregunta nos lleva a recordar la famosa elección Bush-Gore en Estados Unidos, allá por el año 2000 que dio el puntapié inicial a través de HAVA (Help America Vote Act) para actualizar los sistemas de votación para garantizar las elecciones en ese país. En éste país se continúa en búsqueda del mejor método y cada estado tiene la libertad de avanzar de manera autónoma. Para las próximas elecciones presidenciales en noviembre de este año tres cuartos votará en papel. Sólo 5 estados usarán el sistema de registro electrónico y más de la mitad de los estados realizarán una auditoría en papel para asegurar que los votos electrónicos fueron bien contabilizados.
India, que es la democracia más grande del mundo, las votaciones hace años son realizadas a través de máquinas electrónicas de votación (EVM) y desarrolladas por una empresa de capitales públicos y privados, que siguen siendo mejoradas constantemente. Es importante tomar el ejemplo de países que van en la delantera para entender la tendencia en la preparación.
En India, hay una comisión de elecciones que es además el órgano que fiscaliza a la Corporación Electrónica de India y Bharat Electronics Limited que son empresas públicas que desarrollan la tecnología electoral sin tener una dependencia de la comisión. Estas máquinas de votación tienen un costo de US$200, que para un país en donde votan cerca de 800 millones es fundamental el costo total de la inversión. No hay que dejar de lado que se han sembrado dudas sobre las vulnerabilidades de este sistema. En el año 2009, una investigación mostró sorprendentemente que los resultados estaban disponibles antes que terminaran las elecciones. Como resultado de ello continúan buscando alternativas, para evitar esas brechas de seguridad y siguen apareciendo sitios en donde se denuncian flaquezas que pueden alterar los resultados. De todas maneras son una fuente de conocimiento e inspiración para cientos de países con democracia en el mundo.
Concluyendo, y aspirando a un país y gobernantes que trabajen para futuras generaciones y no algunos años adelante, debería tratarse este tema con la seriedad que corresponde, y bajo ningún punto de vista dejar de lado la tecnología, evitando que cualquier aspecto de progreso en búsqueda de transparencia sea llamado un “retroceso democrático”.
Se debería articular la creación de un órgano como hemos visto en India que esté conformado por expertos respetables de nuestro país, que más allá de banderas políticas representen a todos los sectores de la sociedad. En lugar de montar una empresa tecnológica del gobierno, o contratar de manera total y absoluta a empresas como Indra SA o MSA, se articule una sociedad público-privada que vaya más allá de la compra de insumos para hacer más eficiente la inversión.
Por último, este tipo de decisiones, requieren de leyes, políticas y acciones que deben ser planificadas a largo plazo y es fundamental que exista el consenso a nivel parlamentario, sin mezquindades, porque es la única manera que tengamos un mejor país para nuestras futuras generaciones.